Era en el mes de Tititl, estaban reunidos en torno al fuego en una casa,
El llegó adonde estaban ellos y tomando la palabra dijo:
*Que la Armonía, la Dicha y la Paz sean en sus corazones.
*Que la Armonía, la Dicha y la Paz sean en sus corazones.
Se sentó entre ellos. Y Xochitl que estaba ahí, vino y le preguntó:
.-Quetza, ¿por qué te has ido de nosotros y nos has dejado solos?
Te fuiste y, contigo se fue el canto de los pájaros y la luz de los días
en nuestras almas.
Quédate con nosotros para siempre, porque
Quédate con nosotros para siempre, porque
Tú eres la Luz que enciende nuestros corazones.
El la sentó a su lado y, tomándole las manos, le dijo:
No dependas de nada que esté fuera de ti.
En todo momento estuve contigo y no te abandoné.
En todo momento estuve contigo y no te abandoné.
Eres tú quien no te has dado cuenta y me has buscado fuera,
por las calles, en las plazas y los campos, sin encontrarme.
Mientras, yo te esperaba en tu interior.
Y dirigiéndose a todos, les dijo:
No sean como el ignorante que busca en la calle lo que perdió
No sean como el ignorante que busca en la calle lo que perdió
en su casa.
No deberían necesitar imágenes ni estatuas para vestir a la Luz.
Porque la Luz está en todas las cosas y de todas ellas se viste, sin embargo
ustedes la confunden con sus vestiduras, y las toman por Ella, y de esta manera,
Ella siempre se les escapa.
DEL LIBRO: Así hablaba Quetzacóatl.
DEL LIBRO: Así hablaba Quetzacóatl.
Saluditos Muyyy Luminosos
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