Un día cuando se alejaban los pasos de la tarde cubriendo de plata el río
y de violeta los montes,
El Sabio Maestro miró y vio el espíritu de todos aquellos que le seguían.
Y con la voz que le nacía del corazón dijo:
Ha llegado el tiempo en que he de volver a la montaña.
Mi voz ha fecundado el valle de la vida y ha sembrado de Luz muchos
corazones.
Que ellos ahora a su vez enciendan a la Luz a otros corazones.
Veo una gran Luz en un horizonte no lejano donde se modelará el Hombre Nuevo.
Conózcanse a ustedes mismos para que puedan saber qué arreglarán de ustedes
mismos en sus semejantes.
Y así sabrán cómo deben hacer para Amar a su prójimo más que a ustedes mismos.
Vayan y prolónguenme al prolongarse.
Es tan puro el viento que alimenta el pecho de aquél que lo golpea y le da vida.
Es tan pura el agua que da de beber a aquél que la contamina.
Ustedes son el viento y el agua y también el fuego y la tierra.
¿Acaso no son una parte consciente de todas las cosas?
¿Y qué son los demás, sino ustedes mismos en distintas circunstancias?
Entonces,.....
¿Qué rama hiere a otra rama si sabe que todas juntas forman el mismo árbol?
Descubran al Ser Perfecto que los habita y no se queden en la superficie
Descubran al Ser Perfecto que los habita y no se queden en la superficie
de las cosas.
No hay nada malo ni nada bueno, Cada uno hace su malo y su bueno para
irse trascendiendo.
Anden y se les abrirán los caminos.
Hagan y se ampliará sus esperanzas.
Abran los ojos y verán otros ojos.
Abran las Manos y verán otras manos.
Den los pasos y verán la compañía de muchos pasos.
Que todas sus ansias sean aladas para hacerse alados y que todos sus
trabajos sean para elevar el Espíritu que hay en ustedes.
Porque ese es su fruto y así amanecerán conscientemente en el Todo
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Saluditos Muy Luminosos
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