16.2.09

Ayuda y Beneficio


Tender una mano a otras personas es bueno para la vitalidad, el corazón y el sistema inmunitario.

Centrar la atención en los demás puede servir para salir del común estado de bloqueo que se produce cuan­do nos concentramos en la familia, la profesión y las pre­ocupaciones económicas. Ayudar a mejo­rar el ánimo, aumentar el optimismo y nutrirnos con una sensación de auténtica gratitud.

El principal beneficio de ayudar pare­ce hallarse en el proceso más que en los resultados.

Con esto quiero decir que los beneficios -de quien ayuda y de la persona a la que ayuda- surgen principalmente de las interacciones que se producen en cada momento mientras la actividad de ayuda tiene lugar, y no de si se «arre­gla» o no un problema social.


Contrariamente a la opinión popular, ayudar a los demás no exige que se le dedique una gran cantidad de tiempo. Lo único que se necesita es un plan personal que puede variar desde hacer un trabajo programado hasta actos espontáneos de generosidad y amabilidad durante la semana.


Al elegir un tipo de ayuda que intensifique los buenos sentimientos y favorezca que continuemos ayudando cada semana, crea­mos un contacto personal con las personas a las que ayu­damos. Para mantener vivo el entusiasmo, procuremos que la clase de ayuda que proporcionamos sea algo que esté en consonancia con nuestros intereses o habilidades.

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