Sabemos muy bien que el océano es perfecto. También lo son las flores, el cielo, y todas las cosas existentes.
Son todo lo perfectas que pueden ser, aunque estén continuamente cambiando.
El cielo no es el mismo de hace una hora, pero sigue siendo perfecto. Todo cambia continuamente, y, sin embargo, no es menos perfecto por ello.
Podemos evolucionar, cambiar y ser distinto de mil modos, y, sin embargo, ser una criatura perfecta.
La esencia de perfección es su propia capacidad para verse a sí mismo, para aceptar lo que ve como perfecto en el momento presente, y ser luego capaz de convertirse en algo completamente distinto, pero perfecto aún.
Somos las criaturas más perfectas que pueden crearse en este planeta: de eso podemos estar seguros.
Somos el resultado de millones y millones de años de evolución, la obra de Dios y de todas las demás influencias que han conformado su llegada aquí.
Deberíamos maravillarnos todos los días de las propias potencias y capacidades.
Ser perfecto significa verse a sí mismo con ojos nuevos.
Ser perfecto significa verse a sí mismo con ojos nuevos.
Significa permitirse llegar plenamente a la vida, en vez de andar siempre dando vueltas, pensando que aún no somos lo bastante bueno para incorporarse a la Gran Competición.
Significa respetar la propia humanidad y su ilimitada capacidad como ser humano.
Significa concederse permiso para desarrollarse y alcanzar los niveles más altos imaginables.
Podemos considerarnos una obra concluida sin tener que demostrar nada a nadie si cultiva el equilibrio, la confianza y la sensación de respeto interior, dándose al mismo tiempo la posibilidad de una plenitud humana total.
- El cielo es el límite
SALUDITO MUYY LUMINOSO
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