15.1.10



Cada vez que puedan y lo sientan, tómense un instante en calma,
no se fijen en objetos externos, y por objetos entendemos recuerdos o sensaciones que tengan que ver con este cuerpo, o miedos y deseos que este mismo cuerpo pueda tener; o por lo menos sepan que esos pensamientos que buscan el afuera, se van a ir yendo en proporción y muy rápido en cuanto llevemos la conciencia hacia nuestro corazón, y sepamos que no hay nada afuera, que no esté ya en nosotros, que todo lo que existe afuera, para que pueda existir necesita un sujeto que lo piense, que se enfoque en ello, ese sujeto es nuestra mente, y si vamos quitando la mente de esa conciencia limitada y externa,

¿a dónde va a dirigirse? ¿en dónde va a posarse si dejamos de alimentar aquello que le es habitual, automático, rutinario? ¿a dónde va la mente que ya no puede correr detrás de tanta ilusión?

Esa mente va a dirigirse hacia el Ser. Hacia lo que somos.

Deja de vivir de lo que no somos y se inclina en un acto de sabiduría amorosa ante el discernimiento de la verdad.

La verdad, ¿qué es la verdad? Indaguen sobre eso, amigos divinos, almas divinas en un cuerpo humano, encarnaciones del amor, como dicen los avatares,

Vayan a su interior, fuera de ustedes no hay refugio, no pierdan tiempo buscando afuera lo que siempre fue su única naturaleza y esencia, una conciencia ilimitada, frente a la cual desaparece la pequeña miseria en la que estuvimos embarrados durante tantas vidas.

Es hora de despertar, es hora de amar, es hora de ayudar a despertar, sin dogmas, sin amenazas, sin imposiciones, sin condicionamientos, sin presiones, sin ruegos, sin cielos ni infiernos. Sólo con amor.
Amor, amor, amor. Eso es lo que somos y no podemos dejar de ser.
Claudio María Dominguez

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